El aire vibra en San Fernando. Colchagua Club de Deportes se alista para el duelo que definirá el destino de toda una temporada. Este domingo, el equipo de la herradura no solo jugará un partido; disputará la finalísima del campeonato ante Deportes Cabrero, con la promesa de la gloria profesional como única recompensa.
El épico viaje de más de 300 kilómetros hasta el Estadio Municipal de Cauquenes es la última etapa de una campaña soñada, donde este domingo a las 16:00 horas, el equipo buscará coronar su esfuerzo con el anhelado trofeo de campeón y el regreso a la Segunda División.
Bajo la atenta mirada de su presidente, Enrique Vera, la institución colchagüina se encuentra al borde de cumplir su objetivo fundacional: volver a escribir su nombre en el fútbol profesional.
Colchagua arriba a esta cita cumbre en un estado inmejorable. La cohesión de la plantilla es total, el equipo está física y psicológicamente completo, sin registrar bajas por lesión ni suspensión para este duelo decisivo. El presidente Vera destaca la convicción inquebrantable de su plantel, que incluso tras el revés de 2-1 ante Imperial, mantuvo el ánimo por las nubes.
La escuadra, concebida con la mira puesta en el ascenso, se ha mantenido fiel a un sistema de juego invariable a lo largo de la temporada, potenciado por la vasta experiencia de su cuerpo técnico y la motivación a prueba de fuego de sus jugadores. La mesa está servida para la gran batalla.
Sin embargo, para alzar el título, Colchagua deberá enfrentar a su Némesis: Deportes Cabrero, catalogado por Vera como «uno de los mejores equipos del campeonato«.
La historia reciente con este rival ha sido un muro inexpugnable. Colchagua no ha logrado doblegarlos: cayeron dolorosamente por 5-0 en casa y apenas rescataron un empate 1-1 como visitantes. Cabrero es un contendiente formidable, con figuras de peso como Bravo, el ex-colchagüino Pablo Cabrera, Alex Díaz, y el arquero Martínez, provenientes de la experiencia de Vial.
“Esto es fútbol, las probabilidades son de 50 y 50,” sentenció Vera, con un pragmatismo que no oculta la ambición. El éxito de esta final dependerá de replicar el trabajo constante que ha sido la columna vertebral del equipo durante el año, con la preparación física y psicológica como claves para romper el maleficio.
La trascendencia de este encuentro va más allá del primer equipo. El ascenso significa el retorno de las divisiones inferiores y el fútbol joven a los campeonatos de la ANFP.
El triunfo en Cauquenes abriría las puertas a un crecimiento planificado de la cantera, con la proyección de sumar más de 600 jóvenes al club. Vera enfatizó que la institución está organizacionalmente preparada para competir en Segunda o Primera B, gracias al apoyo alineado de la Municipalidad, el sector privado, y, crucialmente, de su fiel hinchada y la “barra más dura”. El ascenso es la llave para asegurar el futuro formativo del club.
En cuanto a la logística del histórico viaje, se evalúa si el equipo se concentrará la noche anterior o si viajará el mismo día, una decisión que se toma con cautela tras registrarse malos resultados en concentraciones previas.
Finalmente, el presidente Enrique Vera extendió un llamado a su gente, el motor incondicional del albirrojo:
“Espero que concurra la mayor cantidad de gente. Este logro es fundamental para el futuro de nuestras divisiones inferiores y para el retorno definitivo de Colchagua al fútbol profesional.”
El reloj corre. La bandera está lista para ondear en lo más alto. La última batalla ha llegado, y Colchagua está listo para la gloria.
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