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Columnas de Opinión

¿Dónde están los sabios?

JUEVES, 27 DE NOVIEMBRE DE 2025


Este año, la revista científica Lancet publicó un estudio que dio cuenta de que para el año 2030 al menos la mitad de los adolescentes del mundo estarán amenazados por problemas de salud mental, nutricional y sexual. Es decir, en cinco años más, la mitad de los jóvenes se verán enfrentados a problemas como la depresión o ansiedad, algún trastorno de alimentación o sobrepeso, y consumos adictivos. ¿Cómo la prosperidad que hemos alcanzado en los últimos 100 años nos ha llevado a tal deterioro de la calidad de vida?

Me parece que la explicación está en la trastocada escala de valores por la que se rige nuestra cultura, la cual promueve vidas insípidas y poco significativas. 

Encandilados por las notables riquezas que hemos generado, extraviamos lo más íntimo del ser humano, consistente en la capacidad de conocer dónde radica el bien, y qué es aquello que hay que evitar. Hemos desarrollado una cultura que genera múltiples medios para vivir, pero que no sabe cuál es la finalidad de la vida misma, es decir, una cultura sin sabiduría.

Así las cosas, los mismos esfuerzos que se ponen en generar sofisticados modelos de inteligencia artificial, deberían ser puestos en cultivar personas eminentemente sabias. Ser sabios no es lo mismo que ser inteligentes. El inteligente es aquel que procesa información de modo rápido y que es capaz de almacenar muchos datos. El sabio, en cambio, puede no saber nada de ello, e incluso ser analfabeto, pero de lo que sí sabe, de forma sentida y experiencial -no por libros ni por YouTube- es que la vida siempre vale la pena ser vivida. El sabio, sin pretenderlo, es un faro que nos ilumina en el extravío provocado por la sombra del consumismo y la frivolidad. El sabio, con su modo de vida nos da esperanza, nos enseña que la alegría y el contentamiento no dependen de cuanto acumulemos. El sabio es aquel cuya escala de valores está regida por el bien, por el cual se conduce de modo insobornable. El sabio hace el bien, aunque eso no le reporte utilidades.

Estoy seguro de que en Chile hay muchos sabios: en campamentos y poblaciones, en el campo y en los directorios de empresa, en pequeñas parroquias y en el sector público. Es hora de comenzar a poner a los sabios a iluminar nuestra sociedad. Es necesario mover del pedestal a los violentos y avariciosos, y dejarnos guiar por aquellos que han descubierto cómo vivir vidas llenas de sentido. De otro modo, los narcos y charlatanes de redes sociales, seguirán siendo la mejor esperanza para una sociedad angustiada.



Acerca de Federico Iglesias Muñoz.
Federico Iglesias Muñoz, 32 años. Rancagüino. Ex alumno del Instituto O’Higgins. Presidente del Centro de Alumnos de dicho colegio en el período 2005-2006.
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