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¿Pesadillas después de comer queso? La ciencia entrega una posible explicación


Un estudio con más de mil estudiantes universitarios halló que los productos lácteos, especialmente el queso, pueden alterar el sueño y provocar sueños intensos o perturbadores, sobre todo en personas con intolerancias digestivas.

DOMINGO, 6 DE JULIO DE 2025
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Publicado por

Danya Ríos

Periodista El Tipógrafo


Un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology reveló que ciertos alimentos, en particular los productos lácteos como el queso, podrían estar relacionados con la aparición de sueños vívidos o pesadillas cuando se consumen antes de dormir. Aunque esta asociación ha circulado por años como una creencia popular, la investigación entrega evidencia concreta sobre el impacto que pueden tener estos alimentos en la calidad del sueño.

El estudio se basó en una encuesta realizada a 1.082 estudiantes universitarios, quienes respondieron sobre sus hábitos alimenticios nocturnos, la calidad de su descanso y el tipo de sueños que experimentaban. Los resultados mostraron que el 22% de quienes habían consumido queso u otros lácteos antes de acostarse reportaron haber tenido sueños desagradables. Ese porcentaje fue incluso superado por quienes comieron dulces o postres: un 31% de ellos también indicó haber tenido pesadillas.

Sin embargo, en el caso de los lácteos, los investigadores detectaron una correlación directa con molestias digestivas que se presentaban antes del sueño, especialmente entre personas con intolerancia a la lactosa. Los síntomas más comunes incluían hinchazón, gases y malestar abdominal, los cuales interrumpen el sueño y generan microdespertares, es decir, breves interrupciones que aumentan la posibilidad de recordar sueños intensos o inquietantes.

Además, el estudio consideró otro posible factor: la presencia de tiramina en quesos curados. Este compuesto natural puede estimular la liberación de norepinefrina, un neurotransmisor que activa el sistema nervioso y que podría alterar el sueño, especialmente durante la fase REM, en la que se generan la mayoría de los sueños vívidos.

Frente a estos hallazgos, los especialistas no recomiendan eliminar el queso por completo, pero sí sugieren prestar atención a cómo reacciona el cuerpo a ciertos alimentos. En personas sin sensibilidad digestiva, no existen pruebas concluyentes de que un trozo de queso ocasional cause pesadillas. No obstante, quienes presenten intolerancia a la lactosa o síntomas digestivos frecuentes podrían beneficiarse al evitar lácteos al menos dos o tres horas antes de dormir.

Como medida práctica, los expertos aconsejan llevar un diario alimenticio que permita registrar los alimentos consumidos en la noche y su posible relación con la calidad del sueño. Esto ayudaría a identificar patrones personales y prevenir interrupciones innecesarias del descanso.

Finalmente, los autores del estudio señalaron la importancia de continuar investigando este fenómeno mediante estudios más controlados, enfocados en los distintos tipos de queso, niveles de tiramina y el rol de las intolerancias individuales en la arquitectura del sueño.


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